De súbito: palabras que el viento dice a través de mí en algún instante.
*
Veloz
se torna paja
lo que brotó
veloz
.Pero la paja
nunca
es
escombro
y sí las torres
las que se alzaron
con la prisa
de una calumnia.
Se ha difamado al hombre.
La velocidad
la succión
la
espiral
que
traga
y
pervierte
la nada.
El sinsentido
el
desplome
la rabia.
Y yo soy el hombre anciano que se detiene a mirar las obras.
Los hombres sudan.
Quemados de sol y angustia
cavan.
Y yo farfullo:
¡Está mal hecho, todo está mal hecho!
y sueño,
cada día,
con ver
materializarse el
derrumbe.
Los hombres se rascan la cabeza, no comprenden.
Y el viejecito espera a entonces para decir:
¿Veis que estaba mal hecho?
Los hombres responden - el peón y el arquitecto -:
A ver, viejo, tú que tanto sabes.
Dinos cómo se hace.
Cómo se construye el monolito inquebrantable,
en qué punto exacto se sostiene la geometría de la pirámide.
El viejo llora, o ríe, los hombres no saben distinguir la mofa del duelo.
Los hombres no entienden nada.
Es entonces que el anciano empieza a ignorar a los hombres y por eso se va curvando, se le vuelven de paja las vértebras para estar más cerca de la tierra y de los brotes. El anciano- que posee todas las palabras- se inclina para conversar con los niños, para escuchar lo que todavía han de decirle las piedras.